New ways of engaging with higher education online are emerging. Some of these new educational initiatives known as Massive Open Online Courses (MOOCs), led by major universities such as Stanford, Harvard or MIT are generating a great potential for ‘democratising’ education and making a global free public good (millions of learners online in some cases). MOOCs and other emerging open educational practices are becoming a good test bed for education to experiment new pedagogical models; providing attractive economies of scale as well as new forms of assessing and certificating the knowledge and skills acquired by learners.
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Desde hace algunas semanas he tenido el privilegio de ser invitado a dirigir un nuevo centro de estudios en Uruguay en temas de innovación, tecnología y educación. Una tarea profundamente simbólica y que nos llena de entusiasmo puesto que se establece en el primer país de LATAM (sino del globo) que enfrentó la brecha digital bajo una consistente política de inclusión digital universal.
Este reporte documenta uno de los cambios más significativos de los últimos 20 años en el ámbito de las políticas de educación y tecnología de Inglaterra. En dicho país existe una apuesta por implementar profundas transformaciones en las definiciones curriculares para la integración de TIC en la enseñanza y el aprendizaje. Tal como lo anunciamos en su momento, desde ahora las Ciencias de la Computación enseñan al alumno a ser un creador eficaz de herramientas informáticas (por ejemplo, software). Inspirados en la vieja idea de “prosumer” de Toffler, la idea es que los estudiantes dejen de ser consumidores de tecnología y pasen a ser creadores de una nueva. No más pasajeros sino conductores del cambio. Aquí los detalles de la apuesta.
Adams, en su libro “The Salmon of Doubt” (2002) planteaba que todo aquella tecnología que existe cuando una persona nace es simplemente parte del entorno natural, constituye el ecosistema en el que a uno le ha tocado vivir. Ahora bien, todo aquello que se crea mientras un sujeto tiene entre 15 y 35 años de edad se convierte en la promesa de un futuro venidero. Es decir, puede transformarse potencialmente en la tecnología a la que el individuo dedique toda su vida profesional. Sin embargo, agrega el autor, el problema surge con todo aquello que se crea cuando se tiene más de 35 años de edad. Es en ese momento cuando todo lo nuevo parece atentar contra el supuesto “orden natural de las cosas”, puesto que entonces la adaptación y actualización puede costar muchísimo más trabajo.
The expansion of the Internet as well as other digital technologies has brought a great deal of interest as well as new opportunities to our society, one clear example of that is how open access initiatives have already diversified the alternatives to access and share academic peer-reviewed scholarly information (papers, reports, books, data base, etc.) more readily available to all who might benefit from it across the globe. The interest in open access is highly influenced by other practices which promote more diverse and inclusive mechanisms of production, consumption and socialization of knowledge, such as open source, open science and open education. The open access (OA) literature can be understood as “digital, online, free of charge, and free of most copyright and licensing restrictions”(Suber, 2010[1]).
Roschelle & Teasley (1995) explained in their well known research (see open access version*) that collaboration: involves group-directed negotiation and construction of shared goals and meaning. A better understanding of collaboration (face-to-face and/or online) becomes a critical factor in today’s society.
‘Karen McCoy’ from the International Baccalaureate Organization (IB Global Centre) interviewed me a few days ago, here its transcription.
The workshop for the Oxford Internet Institute, “What does it mean to be an ‘expert’ in the web age”, took place on Wednesday 28th May at Oxford University’s Research Centre in the Humanities.