Hoy existe un gran entusiasmo por tecnologizar la educación. Sin embargo, la llegada de la tecnología no es a costo cero. Autores critican que la abundancia de información en los espacios digitales en vez de amplificar nuestras posibilidades las restringen
futuro
The Massachusetts Institute of Technology hosted the LINC Conference an international gathering of individuals and organizations to talk about and share best practices on current digital learning topics. The LINC event was arranged by MIT’s Office of Digital Learning.The 2016 Conference theme was on Digital Inclusion: Transforming Education through Technology.
“Si las Máquinas aprenden…. ¿Qué enseñarles a quienes no son máquinas?” era el nombre completo de la conferencia.
En un Aprendizaje Invisible #revisited, hablamos un poco sobre un nuevo proyecto que hemos impulsado: Crear un organismo autónomo que busca explorar y promover el desarrollo de investigación de excelencia con el fin de impulsar el estudio y reflexión en torno a cómo el uso de las tecnologías de información y comunicación pueden contribuir a la formación y promoción de mejores oportunidades de enseñanza y aprendizaje.
Adams, en su libro “The Salmon of Doubt” (2002) planteaba que todo aquella tecnología que existe cuando una persona nace es simplemente parte del entorno natural, constituye el ecosistema en el que a uno le ha tocado vivir. Ahora bien, todo aquello que se crea mientras un sujeto tiene entre 15 y 35 años de edad se convierte en la promesa de un futuro venidero. Es decir, puede transformarse potencialmente en la tecnología a la que el individuo dedique toda su vida profesional. Sin embargo, agrega el autor, el problema surge con todo aquello que se crea cuando se tiene más de 35 años de edad. Es en ese momento cuando todo lo nuevo parece atentar contra el supuesto “orden natural de las cosas”, puesto que entonces la adaptación y actualización puede costar muchísimo más trabajo.
América Latina está experimentando una inédita transición en sus modelos de enseñanza en línea. Sin embargo, las promesas de aprender más rápido, en todo momento y lugar se están viendo acompañadas por altos niveles de deserción estudiantil. Por eso, muchos subrayan que el modelo actual no ha conseguido cambiar realmente nuestros modos de aprendizaje.
El 2013 fue un año repleto de apertura. Hemos podido ser testigos de una avalancha de iniciativas educativas abiertas (pero también en el ámbito científico y de publicaciones) que destacan la potencia del ‘acceso abierto’ en la educación.