Algo que esta pandemia ha puesto en evidencia es que las distinciones que teníamos hasta el 2019 entre la educación presencial y la virtual o a distancia son hoy menores. A nivel global, diferentes sistemas educativos han abierto las puertas a nuevos formatos de enseñanza, nuevas formas de conectar estudiantes y docentes y es poco probable que eso desaparezca cuando acabe esta crisis.
blended learning
La pandemia ha acelerado el papel de las tecnologías. Quizás sean necesarios cambios en nuestra mentalidad y comportamiento. ¿Hasta qué punto comprendemos la integración de las viejas y nuevas vulnerabilidades que surgen en la sociedad digital? Quizá haya que aclarar que este mensaje no debe simplificarse a un llamado contra todas las tecnologías digitales. Este es un llamado a la acción, a mantenernos críticos y en estado de alerta.
En el trayecto de salida de la pandemia actual, la universidad no puede estar en el asiento del pasajero sino del conductor. El conocimiento científico de excelencia, vanguardista y en conexión con el saber producido en diferentes centros de investigación del mundo, serán la mejor forma de alcanzar soluciones a los retos actuales. Desafíos no solo vinculados con las problemáticas sanitarias sino que atendiendo también a todos los retos que traerán la (larga) etapa de recuperación posterior: reducción de inequidades, apoyo a los más rezagados, formas más inclusivas de enseñanza, nuevos mecanismos de subvención y reactivación, socialización del conocimiento, innovaciones medioambientalmente sostenibles, automatización de procesos, recalificación de la fuerza laboral, entre muchos otros. La universidad tiene una oportunidad irrepetible de responder con protagonismo y relevancia a estos retos que apenas empezamos a comprender.