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El aula no va a dejar de existir, pero…

Aunque hay dinámicas concretas que tal vez no funcionen en otros contextos, hay al menos seis lecciones que podemos aprender de la experiencia del Plan Ceibal:

    No hay que reinventar la pedagogía sino su uso.

    Hay que enfocarse en las interacciones, no en las herramientas.

    Si no es escalable, no es innovación.

    Flexibilidad es no buscar una sola forma de resolver todos los problemas.

    Es importante promover el desarrollo “de abajo a arriba”.

    Hay que estimular la colaboración.

Con el cambio de ciclo comparto dos recursos por si son de utilidad, charla dictada recientemente en la Asociación Educación Abierta en Madrid y la entrevista hecha por infobae.com (en Buenos Aires, Argentina).

En un momento, Cristóbal Cobo interrumpe su charla TED para citar a Bernard Shaw, Nobel de Literatura en 1925: “Desde muy niño tuve que interrumpir mi educación para ir a la escuela”, lee. Ya consolidado como un referente global en educación -investigador del Instituto de Internet de la Universidad de Oxford, director del Centro de Estudios Fundación Ceibal, conferencista en más de 30 países-, Cobo introdujo el concepto de “aprendizaje invisible”, la educación fuera del ámbito educativo tradicional.

“Mucho de lo que sabemos es aprendizaje explícito que podemos poner en una base de datos, pero también hay muchos otros saberes que son tácitos. Saberes que sabemos que sabemos, pero no los hemos verbalizado”, explicó a Infobae en su visita a Buenos Aires.

-¿En qué casos aplica?

-Por ejemplo, cuando uno abre la ventana y ve el cielo, sabe qué ropa se debe poner. Muchos de los aprendizajes que estimulan las tecnologías no necesariamente son saberes explícitos, que se enmarcan dentro de un programa de estudios o currícula, pero son igualmente importantes como la capacidad de relacionarse con otro de manera digital, de entender, de crear, de resolver problemas.

-¿Qué rol tiene la tecnología?

-Las tecnologías ayudan a estimular, pero quedan invisibilizadas porque el sistema educativo tradicional no las reconoce, no las valora y no sabe cómo medirlas.

-¿Cómo se deberían incorporar?

Es una premisa la incorporación de la tecnología a las clases, pero principalmente se debería incorporar a la vida cotidiana. Las clases son solo un momento del proceso de aprendizaje. Otros espacios de relación social con pares son también oportunidades de aprendizaje. Eso hace que la tecnología no se utilice solo como un diccionario o para aprender matemáticas, sino que hay muchísimas otras formas de aprender.

-¿En Argentina hay un atraso con respecto a la región en incorporación de tecnología?

No me atrevería a decir eso. Ha habido esfuerzos al igual que en otros países. Es un tema bastante transversal. Cuando los docentes van a otras comunidades, se dan cuenta de que las problemáticas son muy parecidas. No tiene que ver con el equipamiento tecnológico como lo era hace 5 o 10 años, sino con cómo hacer que esa tecnología se incorpore de manera amigable, no se imponga y desarrollar estrategias pedagógicas para aprender a aprender de una manera distinta.

-¿Cuáles serían esas estrategias?

No hay ningún secreto. Son aprendizajes basados en problemas, aprendizajes colaborativos, generación de comunidades de práctica, creatividad, combinación de saberes de distintas disciplinas, combinación de contextos. Son algunos resultados que encontramos de manera sistemática en investigaciones de distintas partes del mundo y hacen que el docente les saque el máximo provecho. Se necesita una plataforma no tecnológica, sino de servicio en beneficio del docente.

La capacitación docente es fundamental…

La capacitación, el tiempo para experimentar, el valor a la innovación. En el ecosistema de la educación va mucho más allá de entregar los equipos.

¿El aula tal como la conocemos va a dejar de existir?

Se viene diciendo eso hace 50 años. Yo no creo que el aula vaya a desaparecer. Hay otros espacios que antes no tenían el valor de espacio de aprendizaje y ahora lo tienen. Una cafetería, el colectivo, parques. Se diversifican los espacios de aprendizaje no porque la escuela vaya a desaparecer, sino por la explosión de Internet.

¿Qué opina de la educación a distancia?

Durante muchos años, fue una educación de pago y ahora cada vez más universidades grandes ofrecen cursos gratuitos o pago por certificado, los llamados MOOCs. La diferencia no está en si son buenas o malas porque son virtuales. La diferencia está en el diseño y las características del estudiante que tiene una condición sine qua non: necesita mucha autodisciplina porque si no, se desmotiva, se ve solo, se decepciona.

¿Va a seguir creciendo?

Yo creo que sí porque, a escala global, la demanda a estudios terciarios creció a niveles gigantescos, sin precedentes en la historia. Sucede que la cantidad de oferta es limitada. Entonces va a haber que apostar por nuevos modelos, ya sea educación exclusivamente a distancia o modelos híbridos, que van a ser cada vez más comunes.

¿Qué propuestas innovadoras ve en la región?

Siempre trato de escapar de las fórmulas mágicas porque son peligrosas, pero yo trabajo en Uruguay que, además de tener diez años de una política sostenida, puso un fuerte énfasis en innovar las formas, en generar diálogo a nivel nacional para tener innovaciones a gran escala.

¿En qué por ejemplo?

Desde Ceibal, por ejemplo, implementamos un método para convertir un aula en un laboratorio. Entonces, el profesor de Arte combina saberes con el de Ciencia y generan emprendimientos que resuelven problemas que los propios chicos identifican como relevantes para la comunidad. Juegan con la tecnología, pero van más allá. Aprenden a través de proyectos y problemas puntuales. No es nada inimaginablemente disruptivo, pero en una estructura tradicional, abre espacios y oportunidades que son valiosas.

¿La educación va hacia proyectos transversales?

No creo que las materias vayan a desaparecer, pero los espacios transversales van a tener más peso. De hecho, ya lo está teniendo en países como Finlandia. El modelo ofrece posibilidades de aprender, por caso, las metas de desarrollo sostenible de las Naciones Unidas o el calentamiento global o una sociedad inclusiva. Son cuestiones importantes para analizarlas desde distintos saberes porque la realidad combina diferentes disciplinas. La escuela y la universidad están incorporando esta consigna de por lo menos estar conectados con otras maneras de comprender la realidad.

Posted in aprendizaje colaborativo, innovación on Jan 04, 2018

Cristóbal Cobo